lunes, 4 de junio de 2007

Una fábula, para leer tranquilamente

Una de pájaros, que no solo de imágenes vive el fotógrafo.
FÁBULA DEL PAVO REAL

El río era muy caudaloso, ese invierno aún había crecido un par de metros más. Todo era vida a su alrededor. Un par de jilgueros raseaban las aguas y una rana les decía, sentada en un peñasco que sobresalía de las aguas, ¡Cuidado que se os mojarán vuestras pequeñas alas!. Había, en ese lugar, muchos pájaros y aves, a cuál más hermosa. Alondras, petirrojos, palomas, urracas, incluso las cigüeñas se posaban en los montes cercanos. Allí también volaban las águilas reales y majestuosos halcones. Los demás animales se sentían como desplazados por tan bellas criaturas. No solo se asombraban de sus atractivos plumajes, eran las únicas que podían volar continuamente. Porque los insectos no eran rivales para ellas. Únicamente las pequeñas ardillas podían mantenerse unos instantes en el aire de árbol en árbol.
Todas las aves se sentían halagadas, incluso eran orgullosas, pues nadie las superaba, ni en su habilidad, ni en su hermosura.
Un día de ventisca y polvareda, unos hombres cruzaban la alameda con un carro. Llevaban unas cajas, que al parecer contenían animales. En un golpe de viento, una de las cajas cayó y rodó por un barranco. Los hombres no se dieron ni cuenta de ello.
De ella salió un pavo, no había nada de especial en ese animalejo. Pero todo pareció iluminarse en ese día tan gris. Al extender su cola y abrir la caja del colorido inmenso que poseía su plumaje. Sobra decir que era un pavo pero Real. Extendió al límite sus plumas, como intentando despertarse, al estar un poco aturdido por su caída.
Poco a poco se adentró en la ribera del río.
Paseando por ella se maravillaba de lo bello del paraje y se asombraba por lo hermoso de los seres que revoloteaban por allí. Incluso los animales parecían bonitos, las ranas, los pececillos, nutrias, tortugas, conejos y otros más.
Se acercó a una ardilla y le preguntó ¿Dónde estamos? Estirando de nuevo su cola. El animalito un poco perplejo le contestó con otra pregunta mirándolo de arriba abajo. ¿Qué eres tú? Y prosiguió ¿Un ave o un animal terrestre? Y tenaz persistió ¿por qué no vuelas si eres un ave? Y ahí no paraba el interrogatorio ¿Y si eres un animal terrestre porque eres incluso más hermoso que un ave?.
¡Yo hermoso! ¡Qué tontería!, soy un ave y no puedo volar. Pero dime que es este Paraíso. ¡Perdona! Dijo la ardilla, a la que poco a poco se le iban sumando nuevos admiradores, otros animalillos, un zorro, un gato montés y algunos ratoncillos de campo.
- Este es el río Cielo.
- Y porqué lo llaman así.
- Pues porque sus aguas siempre reflejan el cielo y sus más bellas criaturas que vuelan en torno a él.
- Oye es verdaderamente perfecto este lugar, creo que me quedaré algún tiempo.
Poco a poco miraba hacía arriba y veía más y más pájaros a su alrededor, posados en las ramas de los árboles.
Todos cuchicheaban y se miraban, celosos de extraño ser mitad animal terrestre, mitad ave y ¡Maldita sea! Más hermoso que ellas.
Un corro de animales le rodeaba a nuestro amigo. Todos comentaban su especial hermosura, incluso sus rivales de los árboles.
Querían incluso coronarlo como el Rey de La Ribera del Río Cielo. Pero las aves se oponían. Se armó un gran barullo, y el pavo se escabulló como pudo. Volvió al camino de la alameda y no acababa de poner sus patas en él, cuando lo cazaron los hombres que lo perdieron. Lo hicieron antes de que pudiera reaccionar.
Cuando se iba en el carro, pensaba “era muy aburrido vivir antes entre papagayos, panteras, llamas y demás animales de la Jungla y entre vulgares plantas de la Sabana. Ahora parecía que había encontrado unos amigos buenos y más exóticos que yo y mis compañeros de Selva. ¡Es una pena que estuvieran tan locos!”


AUTOR: JUAN GREGORIO GARCÍA ALHAMBRA
09/10/2001

Esta flor me tuvo un buen rato para fotografiarla. Los rayos del sol iban y venían entre las hojas del árbol que había encima. Hacía viento y algunas nubes también había. Borré unas cuantas. Pero al final tuve mi premio esta instantánea que quita el sentío.
No os quedéis en casa, practicad el "senderismo urbano" es muy sano y se queman calorías.
Posted by Picasa
Este corvido, que no estoy muy seguro de que lo sea. Porque el ojo no es de un cuervo. Se ve un poco mejor. Este le dio igual que me acercara. Se ve que los cazadores tiran poco a dichos pajarracos. A lo mejor porque dicen que son de mal agüero. A mi me parece un pájaro bonito. Si todos los que son oscuros y roban objetos brillantes y objetos en general fueran de mal agüero, estaríamos, como decimos en La Solana, rodeados de "Cenizos".
Posted by Picasa

Estos son dos pájaros como algunos que conozco yo. Los pille con el zoom digital, no dejan que nos acerquemos, nos tienen miedo. Por eso no están muy nítidos. Bueno ahora os pongo otra foto con más definición.
La vida puede ser maravillosa. Disfrutad de la naturaleza.
Posted by Picasa